Un colchón roto avisa de que es hora de ocupar los resortes olvidados, así se rebota y desaparece todo, pero al cerrar los ojos te das cuenta de que el rebote no cesa, que el cuerpo se transforma en un elástico a punto de romperse, te estiras una vez más y despiertas sobre el suelo convertida en fragmentos. Fragmentos que ocultas bajo la alfombra para que nadie se dé cuenta de la descomposición.