martes, 14 de abril de 2009

Casa de muñeca




Con una cortadora de pasto
en una mano
y una gillette
en la otra

voy podando malezas
para escuchar
mejor
el ruido que hacen
los pájaros envenenados

mi casa sangra
por las ventanas

un espasmo me da vuelta
la cara

se acumula todo
el polvo

y una fotografía que no
desaparece
cae

levanto
lo que queda

y sigo cortando este pasto
que no deja de crecer

y que

devora este enorme patio.