viernes, 16 de enero de 2009

Una jesmarina cualquiera

Mi padre me enseñó
el color de las estrellas
en el rostro

mis lágrimas
comenzaron a incendiarse.

De niña linda
a trapero gestual
vi la vida en un segundo.

Y apareció él

el príncipe de las dos dagas


no supe más

y en el vientre de mi madre
se escucha un ruido sordo

ya no está la jesmarina.

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