
Con una cortadora de pasto
en una mano
y una gillette
en la otra
voy podando malezas
para escuchar
mejor
el ruido que hacen
los pájaros envenenados
mi casa sangra
por las ventanas
un espasmo me da vuelta
la cara
se acumula todo
el polvo
y una fotografía que no
desaparece
cae
levanto
lo que queda
y sigo cortando este pasto
que no deja de crecer
y que
devora este enorme patio.